ANTECEDENTES

El fierro es una marca acostumbrada por los ganaderos desde hace mucho tiempo atrás.

El herrado de ganado, es un acontecimiento durante el que se realizan varias tareas propias del campo. La principal (de ahí proviene su nombre), es la marcación del ganado orejano (sin marca de dueño), que se hace con un hierro al rojo vivo sobre el cuerpo del animal.

Con la llegada de los Españoles en 1521 a la Nueva España, llegaron los caballos, vacas, ovejas, toros, yeguas, becerros, terneras, que cumplían diversas tareas; pronto los hijos y nietos de estos primeros animales, fueron cambiando y transformando las actividades de los pobladores de algunas regiones, empezando la explotación de estos ganados; posteriormente el comercio del ganado fue prosperando, empezando a tener las primeras cruzas entre dichos animales, lo que produjo diversos tipos, tamaños y colores.

Así, las necesidades de explotación, conducción y arrendamiento de hatos de ganado, fueron cambiando las formas de vida, conduciendo a la necesidad de contar con una identificación particular para demostrar la propiedad del ganado.

Los fierros de herrar se utilizaron por mucho tiempo para marcar el ganado que pastoreaba en los agostaderos; con una marca específica que acreditaba su posesión, trasformando esa marca en requisito indispensable para evitar el robo y obtener pleno control de dicha propiedad.

En aquellos tiempos el registro de fierros para ganado vacuno y caballar, se llevaba a cabo por conducto de los alcaldes de los municipios o directamente los interesados solicitaban una marca para su ganado. Estas marcas no correspondían a un sistema preciso o numérico en su confección, sino que se establecían según el gusto del interesado y se garantizaba la singularidad de cada marca, mediante el registro del mismo donde no permitía dos iguales, las marcas eran de 18 por 10 centímetros y se aplicaban con un fierro candente en la parte posterior de la pierna izquierda del animal.

Los alcaldes solicitaban la marca al gobierno estatal a nombre de los interesados en papel simple, con estampillas de cincuenta centavos por cada foja y éstos últimos, abonaban 6 pesos para las rentas del estado y la contribución federal correspondiente.

Las marcas se registraban en el libro correspondiente en la Tesorería municipal y se publicaba periódicamente una circular con las nuevas marcas, otorgándole al propietario una constancia de registro de fierros de herrar; el tiempo transcurrido entre la presentación de una marca y su validación, variaba según la distancia de las poblaciones donde residían los interesados.

Las transferencias de marcas, sea por venta herencia o donación se tramitaban ante las autoridades encargadas de juicios hereditarios o ante los escribanos encargados de los contratos de traspaso. Los interesados abonaban un derecho por transferencia conforme al valor del traspaso y los boletos (o comprobantes) que acreditaban la propiedad de la marca eran definitivos.

Por lo que respecta a nuestro estado, el sistema de fierros de herrar y señal de sangre es una costumbre que se ha utilizado durante muchos años, pasando de generación en generación; los registros estatales más antiguos datan de 1914, pertenecientes al ejido La India, en el municipio de Saltillo.

En la actualidad, La ley de Fomento Ganadero del Estado de Coahuila, establece que es obligación de toda persona física o moral que se dedique a la cría o mejoramiento de ganado de grandes y pequeñas especies susceptibles a la explotación zootécnica, incluyendo su comercio, transporte e industrialización de productos y subproductos de origen pecuario, por lo que el productor debe tener debidamente registrado su fierro de herrar, para poder acreditar la propiedad y origen de su ganado.

Actualmente cada municipio a través de sus presidencias, son los encargados de registrar en sus libros el fierro de herrar y enviar dicha información a la Secretaría de Desarrollo Rural (SEDER), para su registro en el Padrón Estatal de Fierros y Señales de Sangre.

Una vez realizado este trámite, la SEDER expide un certificado y una credencial de registro de fierros, para que le sean entregados atraves de la presidencia municipal a su propietario.